el reflejo en la bola de cristal

Hoy he tenido dos exámenes : uno en la vida amorosa (de la cual has decidido desaparecer) y otro en la carrera, para ambos me han valido las palabras de Ross.

COMO TRATAR A UN ENFERMO EN VISPERAS DE UNA MUERTE ANUNCIADA.

PRIMERA FASE: NEGACIÓN. !no, yo no, no puede ser verdad!

la muerte nos resulta irrepresentable y absurda. aquí la negación funciona como un amortiguador. Consejos: no informar al enfermo demasiado pronto, tiene que decirselo alguien familiar, una vez que lo sabe es bueno dejar que se autoengañe, hablar solo cuando el enfermo quiera, hay que contar con el deseo de aislamiento del enfermo.

SEGUNDA FASE: IRA . por que a mi precisamente.

resentimiento por que todo plan de futuro se viene abajo. consejo: nadie sabe acertar con el enfermo, ni defenderle, hay que aceptar su ira irracional, hay que dejar que se desahogue.

TERCERA FASE: PACTOS. !al menos dade un plazo hasta...!

pide prolongar la vida o una etapa sin molestias, intenta posponer los hechos. es como un niño tras romper los platos "si soy bueno toda la semana y lavo los platos ¿me dejaras vivir un poco más?. Consejos: tener paciencia con los brotes infantiles, no desmontarlos.

CUARTA FASE: DEPRESIÓN. se van borrando las esperanzas de recuperación.

gran sensación de perdida irremediable, producen un dolor hondo, va preparandose para recibir la perdida total. Consejos: no estimular al paciente a que mire el lado positivo, es mejor hablarle poco y nunca con mucas palabras, el paciente piensa y reza, fase beneficiosa y necesaria.

QUINTA FASE: ACEPTACIÓN. tengo que partir, adiós hermanos.

cansancio hacia lo inevitable. os saludo a todos y me marcho. solo os pido unas ultimsa palabras cariñosas. consejo: dejar que duerma y cuidar sus descansos, acentur los gestos amables y disminuir las palabras, mostrar que se va a estar cerca y disponible hasta el final, que nuestro deseo de vivir no choque con el suyo de morir, el silencio del acompañante es muy importante.

debe de ser que al principio no me crei que hubiera otra en tu vida, la muerte de nuestro amor me parecia absurda, la verdad que la forma de enterarme no fue la mejor pero gracias a dios tampoco fue la peor.

todos los planes de futuro se deshicieron , para ti de manera lenta por mi indiferencia, para mi de golpe cuando me di cuenta de que mi oportunidad voló. expresé "mi amor esta vivo ¿no te das cuenta?" pero mi ira no iba contra tí sino contra la frustracion de ver la muerte de nuestro amor tan cercana.

te pedia prolongar lo nuestro, una oportunidad, sé que me porté mal y te ofrecí todo lo que quisieras para volver conmigo, pero los plazos son los que son y por mucho que quisiera posponer la muerte no era posible.

se me borraron las esperazas de recuperación de nuestros corazones malheridos, produce un dolor hondo que se enquista en el pecho pero que me preparaba para el desenlace final. pense y recé en mi interior para prepararme para el paso final.

al final mi amor se despidió de tí con un tengo que partir, te pedía un adiós y se lo diste, sentía la pérdida irremediable de nuestra historia pero nuestra historia debía de estar cansada como para permitirse morir, yo deseaba mantenerla con vida pero no se puede mantener así que recogí su último aliento en silencio dejando que las gotas saladas surcaran las formas de mi cara de manera tranquila y sin sobresaltos.

recogí después el cadaver de los tres últimos años y medio y lo amortajé con emociones brotadas desde el centro de mi pecho.tras velarlo entre recuerdos y palabras bellas marcadas a fuego, lo guardé en una caja y lo lloré, besé cada una de sus esquinas, cada una de sus palabras, sonidos, olores, sabores, imagenes y lo enterré en el fondo de mi habitación dentro de un armario donde no miraré. en los días señalados lo observaré desde la distancia y lo lloraré hasta que llegue un momento en que no lo recuerde, lo olvide y el polvo lo cubra y se convierta en cenizas que vuelen recorriendo los sitios a los que pertenece y se meta en mi tumba y en tu tumba y se mezcle con nuestro polvo para darle un color especial a la malva que rodee nuestras lápidas separadas en años y kilómetros.